Por Mujeres en la Música – 02/2025
Hace unas semanas te entrevistábamos en los Encuentros de la AMM, y nos hablabas de la incipiente publicación de un libro sobre compositoras. ¡Y aquí está! ¿Qué encontramos en Compositoras?
Compositoras, de la editorial Pinolia, es un libro que pretende contribuir al rescate de la memoria de aquellas artistas que, a pesar de su aplaudido talento, fueron ignoradas en los libros de historia. Un pasado desconocido construye un presente incompleto, por ello, como mujer y como músico – compositora y directora de orquesta- he aceptado el compromiso de poner mi granito de arena.
¿Qué pone en valor y visibiliza?
El enfoque que presento en el libro pone en valor el presente de cada una de ellas a través de escritos de su tiempo, ya sean entrevistas, críticas, comentarios de músicos de su entorno, autobiografías, etc., siempre con el máximo rigor, incidiendo tanto en sus aplaudidos méritos como en las circunstancias que favorecieron su presencia en la escena musical y aquellas que representaron un freno, dificultades que cada una de ellas encontró el modo de superar. Por otro lado, ha sido inevitable que mi empatía profesional pusiera la mirada en determinados aspectos, muchos de ellos en los que me he visto
reconocida, de un modo u otro. He tenido el prudente cuidado de no perder con ello la objetividad, aprovechando dicha mirada para resaltar aquellas condiciones personales que afectan, positiva y negativamente, al desempeño de la composición.
¿Qué compositoras muestra?
El índice organiza diecinueve compositoras en función a rasgos concretos que he pretendido destacar.
De este modo se articula en:
¿Qué conclusiones podemos extraer para las compositoras actuales, en relación a la brecha de género que aún existe?
Al recorrer las trayectorias artísticas de estas compositoras fascina descubrir que más allá del menosprecio, e incluso desprecio, de algunos coetáneos, ellas desarrollaron una activa y enriquecedora vida artística, estrenando frecuentemente junto a grandísimos músicos, desde solistas hasta orquestas y el complejo entramado operístico. Esto demuestra el engaño al que nos hemos visto sometidas cuando, hasta hace muy poco, nos querían hacer creer que no existieron, y las que se nombraban en voz baja no ejercieron y en caso de hacerlo era de manera excepcional e insustancialmente. En mi etapa como alumna de composición y dirección de orquesta el repertorio compuesto por mujeres era nulo, lo cual crea en la conciencia de quien aprende una falta de referentes que afecta a su desarrollo musical.
Restablezcamos la memoria y seamos conscientes de que, si estas compositoras lograron romper barreras y estar en escena, debemos aprender de ellas y seguir luchando para ocupar los espacios musicales, no desde cero, sino desde todo lo que construyeron, ganando en fuerza y confianza.
¿Consideras la transcripción de la obra de estas compositoras como forma de normalización de su escucha e interpretación?
El repertorio compuesto por estas artistas, sobre todo mientras más atrás vamos en el tiempo, se ha visto afectado del entorno en el que se desenvolvían, por lo que hay determinados instrumentos para los que prácticamente no han compuesto. Al igual que las bandas de música han realizado siempre una labor divulgadora de la obra de grandes artistas reinstrumentando obras orquestales a banda, la transcripción -siempre respetuosa con el original- se convierte en una gran herramienta de difusión de cualquier repertorio, de hecho, lo pudimos comprobar en el documental intermedio del concierto de año nuevo, de modo que es igualmente válido para proyectar la obra de compositores como de compositoras.
¿Qué destacas de la obra de cada una de las compositoras del libro? ¿Cómo valoras sus aportaciones a la Historia de la Música?
Para no extenderme, sin menospreciar el repertorio solístico y de cámara, destaco el éxito que representa la presencia en escenarios de obras orquestales y óperas, dado que obtener la confianza en el trabajo de una compositora para programar un repertorio que exige un gran grupo humano, logístico e incluso económico, es un logro titánico. Encontramos obras como la ópera La liberazione di Ruggiero de Francesca Caccini, el oratorio Isacco de Marianne von Martinez, la cantata Hiob de Fanny Hensel, el Concierto de piano en La m de Clara Schumann, las óperas The Wreckers de Ethel Smyth, Schiava e Regina de Luisa Casagemas y Becqueriana de María Rodrigo, las obras orquestales Sinfonía Gaélica de Amy Beach, Fantaisie variée, de Nadia Boulanger y D ́un soir triste de Lili Boulanger, Fantasie Nègre de Florence Price. Por otro lado, la habilidad de ciertas compositoras para superar dificultades de germen político, fortaleciéndose a través de la composición, como Enheduanna, Kassia, Hildegardade Bingen o Sofia Gubaidulina, de germen sexual como Barbara Strozzi, o limitaciones como la ceguera, en el caso de Maria Theresia von Paradis fortalecen la conciencia de la catarsis que ejerce la música, a pesar de las consecuencias que la falta de referentes tiene la autopercepción, como el caso de Rosa García Ascot y Alma Mahler.
¿Cómo podemos hacer justicia a su obra?
Es necesario cobrar conciencia de que la historia de la música se ha desarrollado entre hombres y mujeres y debemos aspirar a la normalización que supone que la obra de compositoras y compositores compartan los distintos medios y espacios. Indiscutiblemente, se les hace justicia cada vez que se programa su obra en todos los niveles, desde los centros educativos hasta los grandes escenarios, pasando por otros medios como la radio y otros digitales, dado que Internet es una herramienta
poderosa de difusión.
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