Por Mujeres en la Música – 12/2020
Podríamos decir que Muriel Romero es intérprete corporal, una música cuyo instrumento es su cuerpo. Un cuerpo intervenido que hace música y que se expresa a través de ella. Formada en la Escuela del Ballet Nacional de España y primera solista de prestigiosas compañías entre las que se encuentra la Deutsche Oper Berlin, ha creado numerosas coreografías a nivel individual y junto al compositor Pablo Palacio, como el caso de la trilogía Acusmatrix, Catexis y Stocos. Es, además, profesora de danza en el conservatorio y un talento inagotable, fuente de continuos proyectos con la tecnología y el sonido como base de sus investigaciones.
¿En qué momento de tu vida profesional surge la necesidad de experimentar con el sonido y tu propio cuerpo a través de la tecnología?
Surgió de una manera inesperada a raíz de actuar en un festival en Túnez, donde realicé mi primer solo Acusmatrix junto al compositor Pablo Palacio. Un tratado de pájaros acusmático inspirado en el tratado de pájaros de Messien. Al terminar el espectáculo se acercaron varias personas a mi, pioneros de la danza y tecnología como Marc Coniglio, el creador de Isadora, preguntándome cuál era el sistema que utilizaba para ir tan sincronizada con la música y yo contesté que no existía ninguna tecnología, que simplemente seguía la música porque la había analizado mucho y existían varios factores comunes entre la composición y la estructura coreográfica. Y partir de ahí me empezó a interesar conocer las tecnologías aplicadas a la danza.
¿La exploración de las técnicas coreográficas generativas nace como una necesidad de investigar más allá del lenguaje convencional de la danza o como una evolución natural fruto de un proceso de trabajo?
Es una conjunción de ambas cosas, que parten de una necesidad de descubrir nuevas estructuras coreográficas aplicando técnicas y algoritmos de otras disciplinas para seguir una evolución natural en mi proceso de trabajo.
¿Qué resulta más interesante y valioso para ti, el proceso de trabajo o el resultado escénico de tus proyectos de investigación como constante génesis de ideas?
Ambos estados se retroalimentan, las preguntas con las que parto en la investigación me llevan a respuestas en el proceso de creación.
¿Qué te ha aportado el trabajo en compañías extranjeras de danza?, ¿qué destacarías de manera positiva en tu trabajo dentro de nuestro país?, ¿y del trabajo fuera de nuestras fronteras?
Las compañías en las que he trabajado tanto en España como fuera, son multiculturales. Partimos de que dentro de la compañía no existen tantas diferencias entre extranjeras o nacionales a la hora de la propia convivencia interna. La gran diferencia radica en el hecho de salir de ese teatro y encontrarte con otra cultura, con otra mirada social a un mundo de la danza donde se valora y respeta a los seres que se dedican a este arte. En consecuencia, el repertorio al que puedes acceder en compañías extranjeras es mucho más amplio y rico. Lo positivo de trabajar aquí es que trabajas en casa y vives donde te gusta vivir… ¡amo Madrid!
Esta visión panorámica y objetiva, ¿te ha servido para aplicar lo mejor de cada método y país dentro de tu trabajo en el aula?
Totalmente, cada experiencia vital y profesional queda tatuada en la piel del bailarín y con ello te dispones a trabajar en el aula cada día.
Supongo que no todos los profesores/as de danza del conservatorio, como sucede en el ámbito de la música, están en activo. ¿Qué supone para tus alumnos/as que su maestra sí lo esté y que además sea un referente en cuanto a investigación en la danza?
Habría que preguntarles a ellos, pero en general siempre preguntan y tienen curiosidad de saber en lo que estoy metida, algunos vienen a ver mis espectáculos… yo creo que es un aliciente motivador y positivo ver que su profe está dedicada de lleno a la danza.
¿Crees que la danza contemporánea está suficientemente reconocida y programada en nuestro país? ¿Y en las instituciones educativas?
No, en general no está reconocida ni programada. La mayoría de los programadores de teatros en este país no tienen ni idea de danza ni de música contemporánea y por ello cada vez el público la conoce menos. Hablando de música, un ejemplo: en Spotify, Xenakis tiene 25.000 escuchas en un mes y Bisbal millones. Sigue siendo un público minoritario. En las instituciones educativas se ha producido un progreso creando la especialidad de contemporáneo en muchos conservatorios, pero el problema radica en la incultura que existe en la clase política y en los procesos selectivos, donde la mayoría de las veces se coloca a dedo a gente a cargo de instituciones culturales y sin ningún tipo de conocimiento del sector.
¿Tu bagaje musical evolucionó paralelamente a la danza o en algún momento sentiste que debías ahondar en el mundo de la música para poder trasladar determinados procedimientos a la danza o a protocolos gestuales?
Siempre me ha interesado la música, algo normal en un bailarín, pero a raíz de adentrarme en el mundo de la creación coreográfica necesitaba conocerla más a fondo, sobre todo la música contemporánea. Por supuesto, mi relación tanto profesional como personal con Pablo influyó enormemente.
Comentas que el uso de la tecnología interactiva supone un medio para expandir el movimiento corporal a otros medios de expresión artística. Ello se traduce, por ejemplo, en la sonificación o visualización de aspectos expresivos de la danza que habitualmente quedan ocultos al observador externo. Realmente es un concepto tan impresionante como el de la música de las esferas.
No me atrevería a decir igual de impresionante que el concepto de la música de las esferas. Pero permíteme decir que igual de fascinante, la interactividad con sonido en tiempo real provoca un séptimo sentido en el bailarín… ¡¡¡llevándote a otro universo lleno de otras esferas¡¡¡¡
¿La danza y el papel concreto de las bailarinas está lo suficientemente reconocido en nuestro país?, ¿Y en el extranjero?, ¿Hay algún hecho diferencial concreto respecto a los compañeros bailarines?
El reconocimiento es mayor tanto para bailarinas como bailarines en el extranjero, tal y como he comentado anteriormente. Existe una diferencia entre bailarinas y bailarines, que me dijo una amiga hace poco. Yo nunca me había dado cuenta, pero la competencia entre bailarinas es mayor puesto que hay más bailarinas que bailarines. En consecuencia, ellos tienen más fácil acceder al mercado laboral necesitando competir menos. Por otro lado, también te puedes encontrar con algún misógino que se lo ponga más difícil a las bailarinas.
¿En qué momento empiezas a formar tándem con Pablo Palacio y qué te aporta esta visión compositiva de la creación? ¿Cómo puede surgir el planteamiento de uno de vuestros proyectos y qué margen de sujeción o de libertad tienes respecto al elemento musical y a la electrónica?
Comenzamos a trabajar juntos en el 2008 y desde entonces no dejo de aprender a su lado. Pablo es un compositor apasionado, inquieto, con una personalidad arrolladora, un incansable trabajador. Es una mente imparable, creativa constantemente y yo me alimento de todo esto, lo llevo a mi campo y me pongo a investigar, crear… pero cada uno desde su lugar de trabajo. Nos contaminamos de ideas, conceptos, algoritmos, preguntas, etc… y nos ponemos a trabajar desde el respeto y admiración, así es como va naciendo cada proyecto.
A tenor del conservadurismo musical imperante en nuestro país, quizás es fácil trasladar también al mundo de la danza la idea de que tus propuestas puedan tener mayor aceptación fuera de nuestras fronteras que dentro. ¿Es así?
Así es.
¿Se puede vivir de la danza en nuestro país? Más concretamente, ¿Se puede vivir de la danza contemporánea en nuestro país?
De la creación e investigación solamente = complicado.
¿Cuáles son tus próximos proyectos, si se pueden confesar?
Pues en un mes me voy a Italia a disfrutar durante nueve meses de la beca que me han concedido la Academia de España en Roma, con un proyecto fascinante sobre la obra de Bernini, asociado a su vez a una investigación en paralelo de un nuevo proyecto europeo en el que estamos sumergidos desde Abril, con socios como Motion Bank (proyecto de danza y tecnología creado por William Forsythe) y la Universidad de Coventry, para responder a preguntas como “¿qué nuevos modelos de inteligencia artificial pueden contribuir al pensamiento coreográfico?”, “¿cómo el pensamiento coreográfico puede crear nuevos modelos de inteligencia artificial?”…
¡Muchísimas gracias, Muriel!
Gracias a vosotras por el interés en mi trabajo.
Más información sobre Muriel Romero: www.stocos.com